Creer que al universo le importa nuestra moneda para llevar a cabo un acto tan ínfimo como respirar... ni siquiera el infierno nos es digno.
Evidentemente se trata de suturación de imágenes inevitables en alimaña consistencia, ardientes e insoportables y sin embargo la bestia no dirime de revolcarse ahí. Si las mentes se posan sobre negro engrudo es por un impulso inercial más simple y anterior a cualquier signo y escena. Por ende toda memoria es ínfima frente a la dimensión desmedida de lo desmembrado, no contable.
Y entonces ahí, no tardan en efervescer toda clase de energúmenos en el vientre, no obstante se encuentran soterrados en el ardor de la madrugada y es necesaria la violencia para confundirse en sus jadeos. Al deslizarse en ese magro laberinto de ígnea consistencia donde no se goza lo que se supera ni existe la satisfacción de la posesión, se puede coincidir con un amargo sabor sin origen ni potestad más que la de disputarse los jirones de la inocencia.
Al otro extremo del paraje surge un babeante estruendo retorciendo la médula espinal de quienes habían creído que su destino estaría libre de dicterios.
Es fútil reordenar estás escenas o hacerle frente al berrido y desgarro.
Y bajo este razonamiento, la sucesión de imágenes no puede ser más pusilánime:
Un entramado rojizo que oscila entre la impotencia y el descaro. Inmoderación que se vuelca en astringencia.
Trueno y miel en licuefacción.
Detonado lo ríspido, se tiene de por medio un juguete muy cruel al cual valdría la pena no mirar.
No sucumbe y sin embargo se astilla.
_"lo que se alza cruelmente en él es comparable a un ave de presa que mata a un pájaro más pequeño en un cielo azul aparentemente apacible y claro."_
Apéndice:
"Ese tonto casi personal que se disipa, atrapa como una trampa"
Si hubo un momento en el que los peligros floreciendo fueron inocuos a mi salvajidad, es demasiado tarde para negar que sus vellosidades corroen mi boca. No ha sido necesaria una temeridad inmensa para atribuir desdeños.
No hay modo de contraefectuación alguno que logre dirimir de las neblinas que embargan a los sentidos.
La confusión y la invisibilidad son imprescindibles en una trayectoria de demolición. El sustrato inicial de la germinación es la transparencia de los límites y su incapacidad de concordancia.
Desbocad_ y ansios_ de probarme en esa impenetrabilidad, derivo a sus alrededores, bailo sensualmente a sus espaldas a sabiendas de su devaneo cáustico.
Por momentos el teatro es un charco no iluminado en el centro del universo donde el canibalismo juega lascivamente con el mareo.
O ninguna figura es suficiente para suscitar esta especie de encuentros.
Postrar Dioses encadenados a sus pensamientos más ruines ya no es suficiente cuando la misma inclinación a esta maquinación es parte de un entramado de concupiscencias mayores que se han gestado gradualmente al punto del empacho.
No hay detrás artillerías ni pirotecnias ansiando su activación. Únicamente un campo hirsuto donde se destila la comezón eterna que efervesce la materia.
Ningún retroceso. No es posible ocultar las alegrías que produce la combustión de la superficie. Nunca existió la total evasión de la transparencia ubicua y narcótica. Asida bajo éxtasis y corrupciones no reparamos nunca en el carácter mortífero de la alegría y la facilidad con la que una breve lisonja deviene en un páramo de atrocidades que nos separan de toda esperanza en la unción. Frente a este desbalance de fuerzas entre la efectuación y los cuerpos reventados que son parte de su trayecto, nuestro regalo es ser la carne de cañón de un despliegue sin mayor fuerza que el de las primeras filas dispuestas a la inmolación.
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texto e imagen de antimemoria__
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De editores
La arquitectura barroca de las iglesias está diseñada para asfixiar la abstracción de Dios; es decir, a Dios mismo. Por lo tanto, hay Xantidad / Xantería.
Del mismo modo, la contra-arquitectura del delirio lingüístico del texto de antimemoria___ subsume las operaciones trascendentales de la consciencia en una escalera de caracol que desciende a su ser-espiral coronado de espinas, degollamientos, desmembración y dislocación del cuerpo en el desastre de la carne. La carne que no es de uno ni de nadie, sino de nadie -valga la xtraña redundancia.
Por lo tanto, escribir sobre este texto, así como el mero hecho de escribir es IMPOSIBLE. Y no sólo por su anomalidad transgenética y la complejidad imprevisible de los torrentes de la corriente alterna. No sólo porque el lenguaje sea lo imposible, como pretenden los tontos lacanianos. Sino porque ABSOLUTAMENTE TODO ESTÁ SATURADO POR ENJAMBRES DESARTICULADOS DE DEMONIOS que se desarticulan en un riff de niebla púrpura por quién sabe qué causa. POR EL MILAGRO.
Y antimemoria__ una vez más nos hace ascender al gran descenso. A las vísceras contra-entificadas hyperprovistas de dentelladas.
...una criatura es aniquilada entre armas de vaporización...
...seguirá pensando?
...no ella
...sino la misma aniquilación?
andrés mariño