23 Mar

Aphex Twin

Drukqs de Aphex Twin está cimentado en un desastre. Richard D. James tomó un piano de cola y lo destrozó para poder generar esos sonidos que el instrumento no estaba en la plenitud de producir más que en un estado de transmutación, en la transferencia de sus cualidades sonoras a canales de desviación donde las longitudes y altitudes de sus ondas sonoras se retuercen girando sobre sí mismas. Adoleciendo el tránsito de frecuencias inusuales que hinchan y revientan las líneas de composición. Música descompuesta. Música adolorida por qué cada segundo suyo está desgarrando el cuerpo de la melodía. 

Es un dolor, un grito de guerra y un éxtasis. Es el sonido de una avanzada de máquinas a tropel que arrasan el espacio en el que se desbordan. Más que melancolía es el ansia de una explosión que extirpe la existencia de los sistemas de contención. Y que esa explosión, cómo mandíbula, los arranque; y cómo alambre, los asfixie; y cómo piano roto, los descomponga. 

Está electrónica acrecenta el ansia de lo imposible.

Quizá en algunos ejemplos se perciba cómo melancolía, cómo tristeza; por qué esa electrónica produce pasajes tan bellos y emotivos que acordé a nuestra percepción y conocimiento sería imposible no relacionarlo así. Producto de la experiencia "personal", producto de la territorialización que se ha efectuado en los sentimientos. Sin embargo, está electrónica no es de personas o de historias inflamadas de títulos y sucesos, es el sonido abrasivo que fulmina toda edificación e idea, que no se ancla a ningún signo para hacerse presente, al contrario, su existencia se basa en la muerte de ese signo. Si llega a posarse en lugares o cuerpos no es mediante el recuerdo y la designación, si no mediante la parasitación de esas entidades que ahora se mueven de tal modo que son indisociables del ritmo del que se han infectado. No se mueven cómo el parásito o bajo órdenes del parásito, son el parásito. No es un simbionte, es esa música deviniendo espacio y forma del mismo modo cómo ese espacio y forma devienen sonido. 

Es de este modo que está electrónica no es solo una experiencia sonora, si no tridimensional, tiene una forma más allá de las ondas. El ritmo alien no es únicamente una cuestión de sonidos si no de metamórficas a nivel material, molecular-molar.


404.zero

Escuchar 404.0 de 404.zero es activar en la urbe una parasitación sórdida que nos hace percibir a la ciudad de un modo alien, siniestro y maldito. Dejamos de percibir un tipo de desorden para adentrarnos en otro; los sonidos de los motores revolviéndose en un líquido gris y granulado -compuesto de asfalto y basura- que se eleva cómo un enjambre ansioso, que se mueve en remolinos, en olas y en nubes saturadas de negrura.

En 404.2, detrás de ese enjambre rítmico que contamina y sonoriza la atmósfera hay un golpeteo trémulo que se resiste a explotar, que se mueve mediante un compás familiar pero de forma asfixiada y desesperante, es ese golpeteo el que deforma el enjambre, que lo hace chocar y detenerse a veces. Su golpe es el de gotas de sangre cayendo y estampando en el metal corroído de las ciudades hastiadas.

Es a su vez la sangre oscura que derraman estás mismas ciudades en su intranquila descomposición. Y ese líquido al salpicar, humedece al enjambre y lo vuelve un lodo sin dirección, que se arrastra y se vierte en las edificaciones de la ciudad marchitándose.Todo es parte de la misma basura.


Tropical interface

Tropical interface hace lo propio en otros rincones de esta misma gran ciudad que no es otra que este mundo abominable. Y para ahogar y dejar en calidad de hecatombe a esta ciudad son necesarios múltiples esfuerzos. 

"En la guerra urbanizada, la única victoria posible es la de hacer desaparecer la ciudad, " (Negarestani)

Hacerla desaparecer debido a que se inunda de ritmos alien.

Debido a que la avanzada del exterior la sofoca.

OM1 de tropical interface: el suelo presenta un mosaico límpido y un cielo digno de atardecer veraniego. Del lado izquierdo un rostro sardónico que ríe en silencio y por encima de él un gran aro de metal que sospechamos desplegará todas sus fuerzas en este armonioso espacio para dejarlo irreconocible y machacado.

Ese aro es una entidad alienígena o un ritmo que en su unidad contiene el flujo irreprimible de la diferencia. Descenderá y se estrellara contra el azulejo de patrones confortables, los hará estallar y se hundirá profundamente, excava las tierras infertiles que se esconden debajo del prístino paisaje y no cesará de girar y revolucionar hasta encontrarse con materia anónima dispuesta a consumar la insurgencia contra la tierra.

Este aro no solo se hunde, es adireccional. Aleatorio. Incluso sin moverse podría trastornar todo este paraje. De sí mismo se desprenden afluencias indescifrables que manchan y corrompen la simetría y la planificación de la ciudad. Producen eventos y anomalías que se inscriben dentro del viaje que efectúa el álbum.

Por ejemplo, Ct comienza con el tintineo ridículo de una caja de clown, el cuál es adherido inmediatamente a un pesado bombo y al metal sónico que se entremezcla con la melodía en una aleación corrosiva no newtoniana. En los segundos finales dejamos de escuchar todo, excepto al fluido metálico imposibilitado a parar. Sus giros y arrastres abruptos chocan contra el suelo, producen un sonido seco y filoso. El sistema auditivo es partido en dos.

Tropical interface produce polígonos, eclipses y terraformas bajo la misma ansia de experimentar con un complejo industrial al que le retumben las paredes y los cimientos debido al estruendo de agujas percusionadas que se quiebran y fragmentan sin cesar, acumulándose cómo una lluvia tan pesada que oclusiona los adentros de esta fábrica. Que la urbe sea devorada por las aleaciones vibratorias de la electrónica.

Al comienzo de Dismantl del mismo álbum, se marca el ritmo mediante estás agujas plateadas que agrietan las esquinas y los suelos.

Otro punto a remarcar sobre Tropical Interface es que es malévolo a su manera. Tanto sus portadas cómo sus tracks introducen en nosotros la concepción inicial de que es un artista inocente. Al igual que la parsimoniosa portada, composiciones cómo Polygon (rt) comienzan el recorrido con sonidos melodiosos, agudos y bastante amigables, sin embargo, en la última mitad del track se cuelan sonidos del futuro de forma agresiva e inesperada, recordándonos que la armonía nunca perdura frente a la catástrofe. La perfección tiene un límite y ese límite es la falla. Y es en esa falla o fisura dónde accesa la alimaña infecciosa y alien que anquilosa el espacio. 

Tropical interface está lleno de infiltraciones por parte de la anástrofe. Hay pasajes que ni siquiera son filtraciones si no la experimentación plena del futuro (cómo Biohazard del mismo disco). Nada reconocible compone ese evento ¿Sabemos que hay flujos siquiera? Algo sucede y no está claro que.

Sin embargo a tropical interface se le cataloga dentro de la glitch músic o glitch hop. Catalogar limita los alcances de estás corrientes electrónicas, no obstante nos permite trazar rutas a artistas de avanzada maquinica similar, que despliegan sus ejércitos mediante singularidades glitcheantes. 


Iglooghost

Es el caso de iglooghost que en los buscadores y sitios de música está asignado con esta etiqueta. Empero, iglooghost se esconde debajo de esta etiqueta cómo infante encubriendo su existencia con una sábana para luego despegar al exterior. Es desde afuera donde iglooghost produce sus mundos. En el Wonky, cómo él llama a lo que hace.

Aún así, este suceso de expulsarse de la atmósfera a sí mismo no es algo que esté registrado en la inteligencia de iglooghost, su identidad es contundente respecto a que siempre ha sido de otros planetas. Si su último disco está más cargado de voces humanas no es por qué lo humano haya subyugado a lo alien, si no por qué lo alien en su tránsito efectuó un ensamblaje contingente con esas voces. 

Es en el álbum Neo Wax Bloom y los EP Steel mogu/ clear tamei dónde lo alien está a modo de mundo o de eventos concernientes a la avanzada bélica de deformación. 

Es evidente el júbilo de Iglooghost al presentarnos mundos situados más allá de los años luz, mundos que al no estar situados en ningún sistema rastreable quizá constituyan un universo propio, tan cargado de caosmosis cómo el nuestro.

Las historias que se erigen visual y auditivamente habitadas por pequeñas criaturas alienígenas y gelatinosas nos ponen al tanto de la posesión que adolece al productor; ya no es más el adolescente Seamus Malliagh, su cuerpo fue tomado por torrentes alienígenas desbordándose desde su interior. "me rompí el cerebro en el proceso" musita una débil y humana voz, destrozada y anquilosada por ese pastoso flujo metálico que inunda la habitación, que sale de los monitores, de las pantallas y que se desliza de un lado a otro y colorea las paredes. Ese flujo que sale de las ventanas y arrastra los reductos de Seamus al exterior, transformándolo en iglooghost, haciéndolo testigo y partícipe de la xenoidad.

“Cuando un par de globos oculares gigantes chocan contra el extraño y brumoso mundo de Mamu, las misteriosas fuerzas que gobiernan la naturaleza misma se ven alteradas. Un ciclo de vida de criaturas en transformación se desequilibra y los extraños habitantes de Mamu se ven obligados a adaptarse a esta calamidad. Estos habitantes incluyen a Yomi, un monje con pompones multicolores; Lummo: una sabia bruja ciega que entrena a un grupo de bebés de color melón; y Uso, un astuto ladrón de insectos escondido en una capa verde, entre muchos otros. A medida que sus respectivas historias comienzan a entrelazarse, los misterios que rodean a los globos oculares gigantes se van revelando lentamente”. (Iglooghost)

El accidente es de tal magnitud que Iglooghost, cómo indiqué al principio, no recuerda su antecedente humano, está relacionado profusamente con estas otras criaturas y mundos, su jardín humano ya no es un espacio constituido más que cómo un portal a esas experiencias tentaculares: "vivo en esta enorme mansión que cambia de color, brilla en la oscuridad y tiene muchas partes/habitaciones flotantes. Es un lugar realmente extraño hasta que te acostumbras [..] tengo este jardín gigante en el que pasó mucho tiempo y conocí a estos pequeños seres extraños a través de un pequeño portal que encontré. Aprendí sobre el vacío en el que viven algunos de ellos, llamado "Mamu", y cómo una calamidad gigante que involucró dos enormes globos oculares que cayeron del cielo había arruinado por completo su ecosistema. Hice un gran álbum inspirado en todo esto. Así que no es realmente un álbum conceptual, considerando que todo sucedió realmente, supongo."

Es la dimensión Mammu desde dónde Iglooghost avanza.

Hay dos tracks maximalistas que considero son un punto crítico en la producción de Iglooghost. El primero es Clear Tamei del EP homónimo que salió en formato doble junto a el EP Steel mogu.

"Las características dobles están ambientadas en Mamu, 3000 años antes de los eventos de 'Neō Wax Bloom'. Nos presentan a un dios joven y transparente en formación llamado Tamei. Aunque son talentosos, él y sus pequeños compañeros resienten su destino de convertirse en Dioses de la Red y se ven envueltos en una batalla intertemporal de hipervelocidad con una flota de seres misteriosos y redondos."

Clear Tamei inicia con un dembow atípico, dónde la voz robótica y languidecida de Iglooghost ¿Acaso sabemos que es suya? Esa voz, o esa frecuencia sonora articula sonidos, similares a palabras, pero inextricables a nuestro entendimiento, es un lenguaje de otro universo. Es un ruido inasible.

Iglooghost llevo su creación a ese punto dónde sus esfuerzos no se encaminan a la compresión humana si no a su fuga de la misma.


M.E.S.H

¿Qué es Damage Merc del productor M.E.S.H? La voz que se abate a muerte. 

El comienzo de este álbum de track homónimo es un frío y áspero platillo reproduciéndose en loop, ahí, en un callejón oscuro. Detrás del platillo un pequeño susurro malévolo silba, se confunde con el aire agobiante que navega en el agujero ahí donde se vierte la noche. Un descenso en cascada de toda la calígine que borbotea a esas horas ¿Que advierte el platillo? El encuentro de una gran máquina obsesiva y el estallido de una voz escurridiza. Una persecución que concluye en un atolladero. La gran máquina se acerca lentamente; la voz se hincha cómo el fuego de una vela; insidiosa e inmutable. ¿Repetición neurótica del miedo? ¿O repetición hipnótica que la mimetiza con el entorno, hasta que en su reiteración es olvidada? Algunos fragmentos del track nos mostrarán que ambos intentos son inútiles. 

La voz es ahogada por los azotes metálicos. 

Se enreda y es arrastrada hasta quedar tumefacta.

Al final la voz no se escucha más, ha expirado por gozo de la máquina. Un golpe enérgico y siniestro llega a nuestros oídos. Monótono e insidioso cómo lo fue aquella voz en vida. Las prótesis maquinales siguen aventando esa voz a la pared, al suelo, pero no responde. Y solo nos queda escuchar esa diversión siniestra que no se detiene.

Escuchando todo el E.P nos daremos cuenta de una característica general en las pistas: Ninguna de las voces que las acompañan sobrevive al frenesí industrial dominante. Todas perecen al final, trocadas y trituradas por las máquinas.


Untold
Un movimiento insidioso y sin embargo Jouissance. Acecho eterno de los ojos que nunca se vuelcan sobre la presa y se retraen continuamente en el fango. Degeneración sin fin; hipertelia interminable. Un gas de la risa que sofoca pero no termina de depravar/ privarse (exceso de risa) en más locura. Fungi. Creciendo cómo un hongo que pervierte los oídos mediante un zumbido agónico y placentero. Vuelo de mosca deslizándose en los tímpanos; en los surcos de la oreja burlándose de la ansiedad que produce su aleteo. Ese es el tipo de sensación que puede producir Untold.

Regularmente sus tracks se caracterizan por el crescendo amenazante de un synth acidificado/ cáustico/corrosivo, signo de una presencia insidiosa que nunca termina de cometer el usufructo, que es una persecución a nuestra existencia. A pesar de ello, nos reímos mientras nos persigue su enjambre sintético, nos divierte lo cerca que estamos de la muerte. Es su gas sonoro de la risa hecho de hongos de diseño el que me provoca este miedo/placer? O quizá el saber que me introduzco en un hipnótico laberinto alien del que ninguna puerta es inocente.

Divertida la elección de retornar a atmósferas que no producen más que extrañamiento, el que se produce cuándo lo familiar ha sido aniquilado. Y el estar situado en esa atmósfera no augura beneplácito, al contrario, corremos peligro, uno emocionante por cierto.

Ofuscados, aturdidxs, alertas, escuchando ese siseo obnubilado por una espesa oscuridad.

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