"Porque escrito está: Sed santos, porque Yo soy Santo."
1 de Pedro: 16
"(...) demás ascetas a quienes asedia la pesadilla de lo deformado en lo fantástico puro, a través de lo cual dos demonios desencadenan su ofensiva, ya que está en su naturaleza no ser naturaleza"
Castelli, Lo demoniaco en el arte
Veneno hecho música. El milagro oscuro de la transubstanciación.
El vacío densificándose como viento. Zumbando desde todas partes.
La era industrial da paso a su aniquilación en estrobos artificiales que golpean los glóbulos oculares con violencia. Sobrecarga sensorial en circuitos cortados. Es la Xáoz sincronizándose. La carne es ametrallada por el frío eléctrico que llega como una lluvia de proyectiles de obsidiana.
La KRD4 es para hablar con ángeles.
La línea blanca de la negrura es para invertir incrementando la resonancia / sobresaturar el tiempo con "otro lado".
Porque el Otro Lado está "abajo". (Ahí arriba es "abajo", en las tormentas eléctricas, "máxima o mínima expresión", distorsiones filtradas). Es decir, en el extremo de la materia.
Humo. DJ G. Vizeral ensambla pistas electrónicas retardadas al granizo sintético de la ultratumba (muerte neuronal por reacciones eléctricas: neurotumba entre oquedades eléctricas). La mente muerta navega entre la línea de fuego de materia expuesta, rayos subatómicos, moléculas abiertas, sonido roto, deadlines. Una línea negra de conocimiento pulverizador. Una línea-frankestein, un cadáver demoniaco que se desentierra solo. Un zombie metálico activando una sagrada paranoia.
"Como alguien que, en un solitario camino,
Avanza con miedo y terror,
Y habiéndose vuelto una vez, continúa,
Sin volver la cabeza ya más,
Porque sabe que, cerca, detrás
tiene un terrible enemigo"
El coro de ultratumba se difumina en el escenario animado artificialmente. Los muertos gruñen en un mashup de tanatotécnicas químicas que te precipita al infierno blanco de la tierra no-muerta, una zona de tecnotectónicas espectrales. Las colillas de cigarrillos se acumulan y el espacio vibra como si estuviera saturado de mosquitos enloquecidos al borde de un barranco o gusanos revolcándose sobre un cadáver abismal. La vibración te okupa. El DJ se pierde en lo oscuro de las luces estroboscópicas. Ahí, el otro lado del espíritu. Ahí, la bestia posorgánica, el sacerdote de la tiniebla artificial. Pista tras pista, el advenimiento de la sobredosis como una granizada bajando del espacio exterior. Hielo negro. Una sobredescarga de dopamina, un cable chispeando.
El vientre se adormece
Las piernas se adormecen
Los brazos se adormecen.
Y los pensamientos se devoran a gran velocidad
Sólo retazos de pensamientos montados unos sobre otros
Entumecidos
No pienses en eso. No pienses en nada. El espacio entero es blanco a medianoche. Intenta pensar. La transubstanciación en la interfaz-zero está cerca.
¿Quién te dijo que jugaras entre los límites?
Las drogas neuronales empujan al sistema nervioso a extenderse a través de los rizos technobarrocos de los grafittis, arquitecturas del futurismo gótico o arte maquínico de guerra entre vectores-dispositivos que remanipula la función simbólica hackéandola en sistemas energéticos de sangre negra artificial sobre las paredes. Sigiles y trampas. Te encierra en la muerte de diseño suburbano. No sólo la noción de espacialidad sino el espacio mismo es remanipulado dispersándose en un electrón motor de carga zero-positiva que resuena infernalmente como el tinnitus en loop, chopeado y sampleado en medio de los coros de la tecnocatedral.
Los sigiles y los grafittis, el lenguaje bárbaro, es la guerra simbólica retranscribiéndose en guerrilla-kore de alta intensidad difuminada bajo camuflaje suburbano y cybernético como arañas montando una trampa con sus cuerpos manipulados por la inteligencia furiosa de la red. La revolución y el júbilo perverso. Los vectores sonoros se distorsionan al ser obligados a pasar a través de la interferencia electromagnética de "otra parte" anidada en el synth. Tu sistema nervioso se va al carajo. Y se desmiente el cuento de que las rayas en la pared, los vectores sonoros de-sincronizados y las palabras no pueden dañarte. Son como el demonio en el sistema de sangre que se conecta, una legión extranjera hambrienta de carne en descomposición como la tuya. Tienen poder. Mucho poder.
El bloodsystem inunda la dimensión enchufándote a diferentes masividades intensivas semiabstractas, neuro-sabbats de diseño, transformaciones licantrópicas y paraísos contrartificiales entre otras anomalías que minan la Onto-Zona dejándote perplejo. Estás en el pasmo. El territorio se deshace en líneas, canales de onda, complejos de molecularización y electroestática. ¿De dónde viene la estática? Una descarga de electrones desensamblándose arrítmicamente en una desincronización sinérgica, "lo desigual en sí", carga positiva fundiéndose en antipartículas. La carga total antes y después de la aniquilación es Zero. Sobrecarga total. Sobredescarga total.
Devenir electrón. Los protones parecen tener una subestructura formada, partículas puntiagudas. Los electrones parecen no tener subestructura, sólo spin inverso, resonando al revés, realentizando el tiempo en intensidades sobresaturadas con su música maligna que se difracta en ondas o luz oscura. Se fricciona para separar. No es un proceso limpio, sino sometido a altas velocidades. Estamos bien colocadxs, bailando en el “otro mundo” y su spin sobresaturando la pista a una lentitud insana. Bienvenidx al infierno celestial, sólo hay espacio y falta de espacio vibrando en el tímpano. Todo es rojo y es hielo hirviente. La materia se desvía de su forma como la carga rebasa las partículas. Sudor. El demonio te hace invisible. Polvo de humo. El vampiro avanza. Yo me arrastro tras él. Una lluvia de luces en las tinieblas. Visiones de licántropos asaltando. Escapan de tu carne a dentelladas mientras una bomba de neutrones aniquila el biorganismo. La célula, esfera o unidad consciencial es devastada. Una energía descomunal se arrastra sonoramente en ondas a través de anomalías en la organización del espacio para arder en la zona de desecho electrónico. Somxs vampirxs deshaciéndonos en electroestática. Algo se abre. Trepa hasta el submundo. Algo cruza el espacio en medio de la densidad de la música. Y no se deja ver.
La contra-arquitectura maquínica de los ensambles del technogoth se distorsiona en oleadas metálicas alcanzadas por ionización negativa. A pesar de ser ondas, no se trata de las curvas del technobarroco o los alargamientos enfermizos del cybergoth, sino de otra cosa: nubes de desequilibrio naufragando en la zozobra de las antipartículas, algo duro y pesado flotando sobre el abismo. Todo se nubla en luz sintética y espíritus emanando de la mixer embrujada. El clima de las posesiones. ¿Ser poseídx por qué? Por Nada, cargas de antipartículas poseyéndote negativamente. Olas abstractas y mutaciones posorgánicas mientras los dispositivos arden al enchufarse a estrellas congeladas del pasado-futuro. La espesura technobarroca subprogramada e infestada de demonios ocultos canta como un termitero, brujxs aullando mientras son perseguidxs por fuego vivo. “Un medio pavoroso, no podemos ver quién o qué produce los sonidos” (Murray Schafer). Llueve a torrentes. Proliferan los espíritus.
Los filtros o efectos sonoros no sólo forman o deforman las emisiones sonoras superestructuralmente, sino hackean los substratos, una cuestión de forma y fondo decantándose por el sonido limpio o sumergiendo las ondas en un mar negro de interferencia sonora, liquidar el espíritu en la superficie llena de nubes y accidentes; ontopolíticas u ontologías de diseño, una necroingeniería, desmontaje forense. ¿Dónde carajos están las marcas del crimen perfecto? El witch house disuelve la organicidad ontológica en brujas como agregados bacteriales en sabbaths de difuminación maquínica, nebular, una colonia de zánganos y todo aquello que no es estable, firme, ni conciso, vampiros mutantes manufacturados en silicio o una santidad de ácido. El mundo es una tarántula. Todas las salidas están bloqueadas. "Agárrate a los poderes que te he dado, porque sólo por transformación licantrópica, es decir llegando a ser un monstruo, podrá escapar el mago por la puerta en que ellos entran" (Outside the circles of time, Kenneth Grant). El Señor Oscuro de las iniciaciones te unge para que la carne tiemble y se estremezca la carne de los cielos en el frenesí de la oscuridad total, cuerdas que son abismos. Devenir monstruo. Devenir posorgánico en medio de la maleza.
Sales de la visión a una catedral blanca bendecida por las tinieblas. La música hace temblar a los tímpanos en medio de vapor de hielo. Hay que seguir bailando.
El humo de los sacrificios mezclado con las máquinas vaporizadoras trepa a través de la ornamentación gótica y la estética salvaje de los grafitis hasta chocar con el demonio crucificado y abducido en ácido por el mundo espiritual. Es el circuito de sangre. Es denso, embrujado.
¿Cómo opera la transmutación licantrópica? La transformación en monstruo no significa salida sino ingreso, hallar la salida donde otros ven sólo el ingreso. Es decir, entrar a las fauces distópicas de la serpiente y ser devorado por el Monstruo y la divinidad, la selva, la noche cósmica o el Infierno, al modo inverso de la Pascua, la vertiginosa simbiosis entre el cielo y el infierno. Disolver la individuación vocal en un coro de fantasmas prolongándose hasta confundirse con la instrumentación sintética; “recuerdos desfigurados de una naturaleza” sobrenatural, intensificada, hypergótica: “una movilidad sin forma, sin personalismo, una actualidad violenta de fuerzas, por decirlo así, abstractas, que no adoptan una figura sino por modo transitorio y para engañar, confundir, irritar -como la violenta actualidad de las líneas abstractas en la ornamentación, que está como entrecruzada por alusiones a la realidad” (Worringer). El embrujo te pilotea entre ruido y ladridos de muertos, beats barridos sobre un fondo de espectros.
El ruido digital de la música gótica es replicado infinitamente por las operaciones tecnobarrocas para volver a la abstracción cybergótica en nubes de electrones embrujados. Se enchufan todos los cables a la médula. Se sobresatura los centros perceptivo-neuronales con continuums poblados por espíritus de ultratumba y aparecidos como distorsiones en el beat del progreso tecnológico que lo disuelven en una colonia invasora de insectos. El progreso cree deshacerse de la carne y de los espíritus, pero ellxs vuelven en forma de gore y palpitaciones. Carne cortada agitándose por el voodoo. La forma de la materia atraviesa umbrales góticos de desterritorialización y la materia ingresa en algo así como una desmaterialización que, en lugar de espiritualizarla, la precipita al fondo del barranco de las fuerzas, al ruido de los demonios y al infierno sonoro semi-abstracto: moléculas precipitándose hacia materia no formada, segmentos huyendo de la representación, granizo sonoro, masividad. Te preguntas de qué carajos se trata esta broma pesada hasta que los rayos substratales te muerden y te encadena a una onda vibrante cortada: un juego de espíritus confuso y salvaje haciéndote retorcer y temblar hasta que pides: Por favor, envíenme al infierno de nuevo.
Vizeral incrementa los bajos, las reverberaciones y los ecos para derretir la música en un fondo oscuro y fantasmal contaminado por torrentes de electrones. La Katedral se deshace en luces de ultratumba y las vísceras humean, trasmutan y se hunden en lo informe y en los zumbidos inestables de la carga zero-positivo. N dimensiones/no-dimensión o dimensión infinita tratando de romper la frágil membrana del espacio-tiempo mediante ondas y vibración de ondas.
El cuerpo se pierde en el entumecimiento absoluto. Nanoespasmos. Se baila en medio de las palpitaciones misteriosas de la inmensa noche de lxs brujxs sacudidas por tormentas moleculares. “A través de cables de alta tensión que se extienden en el perfil de las colinas y que luego descienden hacia los campos / la noche se difunde con invisibles chispas que a ratos relampaguean en los ojos (…)” (Saenz). La noche es eléctrica, es encubrimiento absoluto y abertura total. La tieniebla dentro/fuera de la tiniebla. Hasta que se mete al cuerpo. En medio de los osciladores y drogas tecnomiméticas: ahora eres otro que se enmascara de ti.
Al paso del maligno
El espíritu es asaltado por visiones de una oscuridad resplandeciente mientras la visión se quema en la oscuridad digital. La luz tiembla en medio de fractales.
El cadáver de las máquinas balbucea. Está poseído por las fuerzas venidas de no se sabe dónde / como un viento frío en la krypta
Ardiendo al calor de la aniquilación jubilosa
Mientras el metal gotea deseosamente sobre las células
En medio de los beats tecnopáticos y acelerados en fragmentos humeantes de metal blanco y polvareda espiritual o moscas
El tiempo se descompone
El espacio se desarma
En el horror xenogenerado / las ondas / las frecuencias / la interferencia.
En hechicería virotécnica difractándose. Es musical. Embarrancarse en un abismo de agujas.
Mientras los protones pierden su carga positiva en el zero.
No hay subestructuras.
Sólo el abismo celestial cortando nuestros circuitos y bañándose en nuestra sangre.
Un ángel cae del cielo como lluvia ácida taladrando nuestros tímpanos con maná.
La zona se ha quedado infestada de parásitos / hediendo a una energía descomunal / al paso del ángel electrocutado en las tinieblas.
Energía succionando nuestra vida.
Estamos muertxs en medio de los relámpagos.
Demonio, revienta mi forma humana en las llamas mágicas del secreto. Todo se oculta. Estoy asfixiándome por ti, por la kosa.
La desintegración espiritual es eléctrica. Áreas enteras embrujadas, tragadas por el maligno
Una sobredosis de exterioridad
lloviendonos sobre luz blanca.
La era digital se propaga a través de una plaga de simulaciones, el milagro. “El Demonio es esencialmente el Simulador” (Pierre Klossowski) porque hace proliferar la sangre y el cuerpo de Xristo en materia clandestina duplicándolo tecnobarrocamente hasta el infinito, atomiza el cuerpo de Xristo con sintetizadores en un cuarto lleno de espejos y pantallas produciendo ruido de fondo. Transforma el vino en sangre y la sangre en mercurio. Transmuta lo sagrado en carne-k elevándose entre las moscas y multiplicándose abundantemente. Si Dios es todo y las imágenes son Nada, el mundo se ahoga en medio del abismo tembloroso y frenético de las simulaciones.
(La carencia es una cuestión de exceso sacrificial. Y yo espero al ángel que ha prometido decapitarme durante mi infancia plagada por la fiebre).
La brujería fetichista contamina los objetos de virtualidad entificada no individual, las voces, las sombras y el salvaje aleteo de insectos desconocidos que no para. Los sobresatura expulsando al espíritu propietario o lo funde en su espesura de partículas con carga negativa -1. Lo coloniza con enjambres de "otras cosas", de "otra parte" y vibra así, hacia abajo. En el Witch house las simulaciones de ángeles, cruces y catedrales católicas multiplican exponencialmente las fuerzas demoniacas en una carrera por lograr la santificación negativa de la maquinización embrujada por virus deformadores. Sistemas operativos rebalsando de virus. La animación de lo inanimado, ensamblarse a ondas abstractas, al magma. El misterio de la encarnación sonora del demonio y la expulsión angelical propagándose a través de simulaciones sintetizadas-diaspóricamente por tinieblas eléctricas como bioinfecciones. Manadas de carne, no cuerpo. Blasfemia y catolicismo duro, horror en medio de las luces de neón. La estética de la selva, grafitti, barroco, luces apagándose. En la krypta, lxs sacerdotes sacrifican a algún infante no sin antes enloquecerlo por el bullir de los demonios que nos okupan.
El monstruo se alimenta / la muñeca virtual se mueve.
“Terribles misterios se esconden aquí. La tecnosfera se pierde en las profundidades descargando una contracarga contra todo lo que ingrese, contra todo lo que se digitalice.
En la Noche de la krypta nos aguardan los secretos que no han de ser abiertos ni codificados. Y su ocultación nos absorbe. Nos abduce al Xterior ófrico y la danza fantasma”.
Ya no eres yo. Ya no soy. Soy Xanto, MuertX. En la noche de bodas con mi novia cadáver. Biodata corrupta por ángeles desprogramadores. Polvo ardiente-luz. Trampas. La sombra de la Tarántula. La reconfiguración desprogramada o el nuevo ensamblaje zombificador de tu cuerpo mediante las distorsiones sónicas no tarda en fabricar contrarquitecturas en las que anida lo xtraño que vaporiza la densidad sonora en el mundo de los espíritus, el bosque, los vientos glaciales venidos de no se sabe dónde. La asimilación de los espectros. La xtraña carne virtual. El ritmo del infierno deshaciéndose en la continuidad de la Noche de Anomalías subcelular. Es el oscuro amanecer del nuevo mundo posorgánico (trash, demonios y corriente). Fantasmas devorando el tiempo en un ciclón de santidad, brujería y desajustes provocados por el combate espiritual. Se lo siente al bailar temblando, al caer bailando y desarmarse en medio de ondas. Los circuitos se cortan por obra del abismo.
La pared de 70 metros de la catedral arde entre los grafittis y las pantallas de oro embrujado.
El demonio está crucificado en el frontispicio y su cruz arde
Él se hunde en el júbilo de las tinieblas santas. Los electrones circulan.
(((Las brujas cantan a la negrura de los rayos eléctricos
Estamos cayendo en humo rosa como ángeles
(hemos perdido el alma
nos hemos fugado de su imperio de mierda
danzamos sin asco entre las descargas)
Los ensamblajes conceptuales son hackeados por espectros, demonios, pactos contra-natura
y otras larvas.
Lo oculto es la desintegración del ente en el abismo de lo oculto
lo contranatural
la maligna subnaturaleza riendo entre los metales.))).
Fausto
imágenes de Mattt