Una obra de choque. Mientras “afuera” se recrudecen los adentros creemos necesario nutrir esta LÍNEA de infiltración, infestación, contagio. El Man-Infesto nos invade con el carácter virulento y pestífero en que se nos presenta ahora la crisis creativa, semiótica, corporal y biológica.
MAN INFESTO
Oswaldo Calatayud
Acá, ente humor de tinta y aliento cabrío, notamos que la palabra se esconde tras el papel, muy lejos de la mirada genésica, pues de tanto permanecer no escrito, el silencio está que la devora.
Es necesario darle vida para que desaparezca en el instante del parto.
La armonía de este simple movimiento consiste en desplazar una fuerza –aquella destructora de los agujeros negros- hacia el poder pandémico de la luz que parpadea, de la redada eléctrica.
Y así, luego del eterno presente asimilado, purgar la realidad del instante creador, aquél que se torna experimental en la diéresis de su amnesis:
A la mierda entonces la literatura, deseo romper tu camisa de fuerza y costurar mis escrituras en lugar oprobio y con lana negra.
A la mierda la sintaxis también, pues quiero estar poseído por los espasmos de tu gerundio abdicando las secuelas de un verbo ajeno, fuera de lugar.
Al carajo la tinta y la pluma, quiero poder destripar las palabras con un bisturí, y servirme de esas menudencias sin tildes ni serifas.
Al demonio tus musas, quiero tan solo la trigonometría de la muerte mientras aspiro el selenio, el wólfram y otras drogas que me revelen el idioma analfabeto con que nací desde el cordón electrumbilical de la energía de mi madre:
Cuando sendera noche
y asimila su ausencia
palpita verde por dentro
ni ternura ni animalidad
carne inmadura
Néclude germina en la escritura
de su primer verbo
cuando niño se decía kcrepos
quien soñaba con un symade azul
So lira el eualbar gestamina
La orla clarida de
Neutránimos
linfos
Destos zumientos
Filomondas!
Así la sur pyrnolía
Amarradima
Poemismas numantes
Si néclude ah
Ileifasma
Ccanlímdós
qekfon
zyxuvlindeton
xluminblu
vlénduris
mnulmen
wveimol
ftrú
hxhm
rhrí