La pintura usada para la imagen de este post corresponde al pintor Giorgio De Chirico, y tiene el mismo nombre que este poema.
¿la misma obra es diferente en cada registro que la compone, es decir, su traducción, la voz y la pintura? ¿cada registro es independiente del otro? ¿no hay ligazón posible entre ninguno y sólo compartirían la aproximación a un descubrimiento? ¿el traductor, el lector, el visor o el escuchador, completan la obra? ¿ por qué carajo estoy llamando obra a un solo poema?
Nicosia.
Las musas inquientantes
Madre, ¿a qué antipática, grosera
o rara tía o prima te olvidaste
invitar a mi bautizo, de modo
que enviara a estas damas en vez suya
con cabezas cual huevos, que asintieron
y asintieron al fondo y a la izquierda
y a la cabezera de mi cuna?
Madre, que me inventabas historietas
del oso Patasnegras, oso heroíco,
oh Madre, cuyas brujas siempre, siempre
acaban en pasteles de jengibre,
¿quién llamó a estas damas?
¿Las expulsaste de mi lado
cuando, de noche y a mi cabecera,
asentían sin voz sus testas calvas?
Cuando en el viento las doce ventanas
crujían del despacho de mi padre
como burbujas que revientan, tú
nos dabas a mi hermano y a mí pastas
y nos llevabas luego al coro “Thor
está enfadado ¡pum pum pum!, Thor
está enfadado, ¡pues nos da lo mismo!”
Pero esas damas rompían los cristales.
Cuando bailaban de puntillas todas
las alumnas lucientes cual luciérnagas
cantando la canción de la falena
ni un pie siquiera levantar podía
yo, dentro del ropón, torpona, aparte
echábanme a la sombra aquellas feas
madrinas, tú llorabas y llorabas:
venía la sombra e íbanse las luces.
Madre, me hiciste aprender el piano
y elogiabas mis trémoles, mis trinos,
aunque el maestro hallaba que mis dedos
eran de madera a pesar de las claves
y las horas de práctica, mi oído,
sordo a toda armonía, se volvía
inenseñable. Aprendí en otros sitios,
de musas que tú, Madre, no sabías.
Desperté una mañana y te vi, madre
flotando sobre mí en el aire azul
sobre un globo tan verde que lucía
con un millón de pájaros y flores,
nunca, nunca jamás vistos por nadie.
Pero el pequeño planeta alejóse
como burbuja y tú gritabas:¡ven!
Y yo, rodeada de mis compañeros.
Ahora noche, ahora día, y en el fondo
junto a la cabecera, me vigilan
con sus batas de piedra, inexpresivas
como cuando nací, sus sombras largas
al sol que nunca sale ni se pone.
Y éste es el reino en que me naciste,
Madre, Madre, mas no te lo reprocho,
ni haré traición a los que me acompañan.
The disquieting muses
Mother, mother, what illbred aunt
Or what disfigured and unsightly
Cousin did you so unwisely keep
Unasked to my christening, that she
Sent these ladies in her stead
With heads like darning-eggs to nod
And nod and nod at foot and head
And at the left side of my crib?
Mother, who made to order stories
Of Mixie Blackshort the heroic bear,
Mother, whose witches always, always,
Got baked into gingerbread, I wonder
Whether you saw them, whether you said
Words to rid me of those three ladies
Nodding by night around my bed,
Mouthless, eyeless, with stitched bald head.
In the hurricane, when father’s twelve
Study windows bellied in
Like bubbles about to break, you fed
My brother and me cookies and Ovaltine
And helped the two of us to choir:
“Thor is angry: boom boom boom!
Thor is angry: we don’t care!”
But those ladies broke the panes.
When on tiptoe the schoolgirls danced,
Blinking flashlights like fireflies
And singing the glowworm song, I could
Not lift a foot in the twinkle-dress
But, heavy-footed, stood aside
In the shadow cast by my dismal-headed
Godmothers, and you cried and cried:
And the shadow stretched, the lights went out.
Mother, you sent me to piano lessons
And praised my arabesques and trills
Although each teacher found my touch
Oddly wooden in spite of scales
And the hours of practicing, my ear
Tone-deaf and yes, unteachable.
I learned, I learned, I learned elsewhere,
From muses unhired by you, dear mother,
I woke one day to see you, mother,
Floating above me in bluest air
On a green balloon bright with a million
Flowers and bluebirds that never were
Never, never, found anywhere.
But the little planet bobbed away
Like a soap-bubble as you called: Come here!
And I faced my traveling companions.
Day now, night now, at head, side, feet,
They stand their vigil in gowns of stone,
Faces blank as the day I was born,
Their shadows long in the setting sun
That never brightens or goes down.
And this is the kingdom you bore me to,
Mother, mother. But no frown of mine
Will betray the company I keep.